Darwinismo hoy
Incluso hoy en día, algunas personas presentan la noción darwinista como la explicación más plausible de la existencia de la vida en todas sus variadas formas. Pero, ¿es plausible hacer tal extrapolación? ¿Quién construiría un rascacielos en el techo de una choza? ¿Existen límites para la variación de la forma adaptativa?
Recordemos que el darwinismo tuvo sus raíces en el siglo XIX, antes de que nadie supiera del código genético del ADN, antes del descubrimiento de que las leyes de la termodinámica se aplican a la información, antes de que las computadoras pudieran simular procesos a largo plazo, y ciertamente antes de que alguien supiera las capacidades y límites del diseño asistido por computadora. A principios del siglo XXI, por fin estamos listos para evaluar la conjetura histórica del darwinismo.
Los límites del diseño automático
Hoy en día existen enormes paquetes de software disponibles para ayudar a los diseñadores de todo tipo: programadores, ingenieros, inventores, arquitectos, artistas, compositores y escritores. La idea es liberar al diseñador de las tareas mundanas y fomentar la creatividad desenfrenada. Los diseñadores darán los grandes saltos de la imaginación, dejando que el programa de diseño asegure que sus diseños sean científicamente factibles, técnicamente sólidos, suficientemente fuertes, seguros, confiables y económicos.
Los compositores ya no tienen que copiar laboriosamente su música en pentagramas, resolviendo los detalles de la armonía sobre la marcha. Tan pronto como tienen una nueva melodía en la cabeza, todo lo que tienen que hacer es tocarla en un teclado de piano conectado a una computadora, agregando la armonía. La partitura aparece automáticamente en la pantalla, lista para imprimir bajo los derechos de autor del compositor.
Los escritores pueden dar rienda suelta a su fantasía y dejar que la computadora se preocupe por la ortografía y la gramática. Los motores de búsqueda automatizan la investigación, las enciclopedias en línea verifican los hechos y las antologías computarizadas proporcionan las citas.
Incluso los matemáticos finalmente están aprendiendo que las computadoras pueden ayudarlos a encontrar pruebas matemáticas.
Todavía no hemos logrado un sistema maestro como el que describieron los escritores de ciencia ficción hace medio siglo. Una vez que la inteligencia artificial alcanze el nivel de creatividad, algunos autores decían que deberíamos preguntarles a las computadoras cómo construir computadoras más poderosas. Las máquinas entonces "se levantarán por sí mismas".[i]
Los ingenieros usan máquinas para ayudarsr a diseñar y construir máquinas nuevas y más potentes. La relación actual entre ingenieros y máquinas puede merecer el término "simbiótica". Los ingenieros y las máquinas trabajan juntos íntimamente en una relación mutuamente beneficiosa. Juntos están arrancando hacia arriba. Sin embargo, en la actualidad las máquinas no son creativas. No dan grandes saltos de imaginación ni encuentran nuevas relaciones entre variables ni sintetizan nuevos conceptos. Las manos aún deben conducir las máquinas.
A principios de la década de 1960, los ingenieros apenas comenzaban a ver la posibilidad de aplicar las computadoras a sus tareas de diseño. Los más aventureros aprendimos a escribir programas en lenguajes como FORTRAN (FORmula TRANslation, Traducción de ecuaciones). Otros lenguajes de programación vinieron después. Los éxitos iniciales hicieron que algunos ingenieros soñaran con el futuro. Hollywood retomó inmediatamente el tema. En el futuro, según las películas, solo tendríamos que hablar con una computadora, y los nuevos diseños aparecerían, completamente elaborados, automáticamente.
El éxito con los lenguajes de programación condujo a sueños sobre los lenguajes humanos. ¿No es maravilloso ahora que las computadoras pueden hacer traducción automática? Pronto lograremos un amplio entendimiento entre diferentes culturas. Las guerras cesarán y todo será paz y armonía.
Esta imagen rosada es maravillosa desde la distancia. De cerca notamos algunos defectos. En el último medio siglo, hemos descubierto que existen límites para el diseño automático. Está muy por debajo del diseño creativo humano.
[i] "Arrancamos" nuestras computadoras cuando las iniciamos. El programa de inicio se llama "bootstrap" porque se carga solo. Esto, sin embargo, no está ni cerca del objetivo de hacer que las computadoras diseñen mejores computadoras.
¿Por qué no son ricos todos los darwinistas?
Algunas personas piensan que nosotros mismos somos el producto más avanzado (hasta ahora) de un largo proceso de diseño automático llamado evolución darwinista. La idea es que los cambios aleatorios en la estructura genética de los organismos vivos constituyen una especie de motor de búsqueda que explora las variaciones de diseño de forma automática. Comparemos el motor de búsqueda darwinista con lo que ahora sabemos sobre otros motores de búsqueda y programas de diseño automático.
Primeros intentos de automatizar el diseño
En la industria comercial existe un tremendo incentivo para producir nuevos y mejores diseños de productos. El sueño del emprendedor es diseñar un nuevo producto tan superior a los diseños anteriores que sea equivalente a una nueva especie. Cualquier programador que pueda hacer que una computadora logre esta hazaña de diseño bien puede volverse rico muy rápidamente. Los productos así diseñados deben tener una ventaja competitiva. Darwin no sabía nada de computadoras, pero los programadores han tratado de modelar su proceso. Muchos han pensado que el proceso de Darwin puede originar productos comerciales nuevos y superiores. Dado que los darwinistas son los que saben de esto, ¿por qué no dan algunos consejos a los programadores? En la jerga informática, los nuevos inventos de este tipo se denominan “aplicaciones asesinas”, porque destruyen a la competencia. La empresa fabricante que tuviera tal producto sería instantáneamente el líder del mercado. Cobrar grandes honorarios por consultoría haría ricos a los darwinistas.
Permítanme compartir una comparación que hice hace años entre el darwinismo y el diseño de lentes “automático”. Se lo presenté a mis colegas del Departamento de Investigación de la empresa Perkin-Elmer en un coloquio. Responde a la pregunta básica "¿Por qué no todos los darwinistas son ricos?"
Incluso hoy en día, algunas personas presentan la noción darwinista como la explicación más plausible de la existencia de la vida en todas sus variadas formas. Pero, ¿es plausible hacer tal extrapolación? ¿Quién construiría un rascacielos en el techo de una choza? ¿Existen límites para la variación de la forma adaptativa?
Recordemos que el darwinismo tuvo sus raíces en el siglo XIX, antes de que nadie supiera del código genético del ADN, antes del descubrimiento de que las leyes de la termodinámica se aplican a la información, antes de que las computadoras pudieran simular procesos a largo plazo, y ciertamente antes de que alguien supiera las capacidades y límites del diseño asistido por computadora. A principios del siglo XXI, por fin estamos listos para evaluar la conjetura histórica del darwinismo.
Los límites del diseño automático
Hoy en día existen enormes paquetes de software disponibles para ayudar a los diseñadores de todo tipo: programadores, ingenieros, inventores, arquitectos, artistas, compositores y escritores. La idea es liberar al diseñador de las tareas mundanas y fomentar la creatividad desenfrenada. Los diseñadores darán los grandes saltos de la imaginación, dejando que el programa de diseño asegure que sus diseños sean científicamente factibles, técnicamente sólidos, suficientemente fuertes, seguros, confiables y económicos.
Los compositores ya no tienen que copiar laboriosamente su música en pentagramas, resolviendo los detalles de la armonía sobre la marcha. Tan pronto como tienen una nueva melodía en la cabeza, todo lo que tienen que hacer es tocarla en un teclado de piano conectado a una computadora, agregando la armonía. La partitura aparece automáticamente en la pantalla, lista para imprimir bajo los derechos de autor del compositor.
Los escritores pueden dar rienda suelta a su fantasía y dejar que la computadora se preocupe por la ortografía y la gramática. Los motores de búsqueda automatizan la investigación, las enciclopedias en línea verifican los hechos y las antologías computarizadas proporcionan las citas.
Incluso los matemáticos finalmente están aprendiendo que las computadoras pueden ayudarlos a encontrar pruebas matemáticas.
Todavía no hemos logrado un sistema maestro como el que describieron los escritores de ciencia ficción hace medio siglo. Una vez que la inteligencia artificial alcanze el nivel de creatividad, algunos autores decían que deberíamos preguntarles a las computadoras cómo construir computadoras más poderosas. Las máquinas entonces "se levantarán por sí mismas".[i]
Los ingenieros usan máquinas para ayudarsr a diseñar y construir máquinas nuevas y más potentes. La relación actual entre ingenieros y máquinas puede merecer el término "simbiótica". Los ingenieros y las máquinas trabajan juntos íntimamente en una relación mutuamente beneficiosa. Juntos están arrancando hacia arriba. Sin embargo, en la actualidad las máquinas no son creativas. No dan grandes saltos de imaginación ni encuentran nuevas relaciones entre variables ni sintetizan nuevos conceptos. Las manos aún deben conducir las máquinas.
A principios de la década de 1960, los ingenieros apenas comenzaban a ver la posibilidad de aplicar las computadoras a sus tareas de diseño. Los más aventureros aprendimos a escribir programas en lenguajes como FORTRAN (FORmula TRANslation, Traducción de ecuaciones). Otros lenguajes de programación vinieron después. Los éxitos iniciales hicieron que algunos ingenieros soñaran con el futuro. Hollywood retomó inmediatamente el tema. En el futuro, según las películas, solo tendríamos que hablar con una computadora, y los nuevos diseños aparecerían, completamente elaborados, automáticamente.
El éxito con los lenguajes de programación condujo a sueños sobre los lenguajes humanos. ¿No es maravilloso ahora que las computadoras pueden hacer traducción automática? Pronto lograremos un amplio entendimiento entre diferentes culturas. Las guerras cesarán y todo será paz y armonía.
Esta imagen rosada es maravillosa desde la distancia. De cerca notamos algunos defectos. En el último medio siglo, hemos descubierto que existen límites para el diseño automático. Está muy por debajo del diseño creativo humano.
[i] "Arrancamos" nuestras computadoras cuando las iniciamos. El programa de inicio se llama "bootstrap" porque se carga solo. Esto, sin embargo, no está ni cerca del objetivo de hacer que las computadoras diseñen mejores computadoras.
¿Por qué no son ricos todos los darwinistas?
Algunas personas piensan que nosotros mismos somos el producto más avanzado (hasta ahora) de un largo proceso de diseño automático llamado evolución darwinista. La idea es que los cambios aleatorios en la estructura genética de los organismos vivos constituyen una especie de motor de búsqueda que explora las variaciones de diseño de forma automática. Comparemos el motor de búsqueda darwinista con lo que ahora sabemos sobre otros motores de búsqueda y programas de diseño automático.
Primeros intentos de automatizar el diseño
En la industria comercial existe un tremendo incentivo para producir nuevos y mejores diseños de productos. El sueño del emprendedor es diseñar un nuevo producto tan superior a los diseños anteriores que sea equivalente a una nueva especie. Cualquier programador que pueda hacer que una computadora logre esta hazaña de diseño bien puede volverse rico muy rápidamente. Los productos así diseñados deben tener una ventaja competitiva. Darwin no sabía nada de computadoras, pero los programadores han tratado de modelar su proceso. Muchos han pensado que el proceso de Darwin puede originar productos comerciales nuevos y superiores. Dado que los darwinistas son los que saben de esto, ¿por qué no dan algunos consejos a los programadores? En la jerga informática, los nuevos inventos de este tipo se denominan “aplicaciones asesinas”, porque destruyen a la competencia. La empresa fabricante que tuviera tal producto sería instantáneamente el líder del mercado. Cobrar grandes honorarios por consultoría haría ricos a los darwinistas.
Permítanme compartir una comparación que hice hace años entre el darwinismo y el diseño de lentes “automático”. Se lo presenté a mis colegas del Departamento de Investigación de la empresa Perkin-Elmer en un coloquio. Responde a la pregunta básica "¿Por qué no todos los darwinistas son ricos?"