Creacionismo que los científicos pueden aceptar
Copyright (c) 2015 por Edwin L. Kerr. Este artículo invitado fue publicado en la segunda edición de The Search for Humanity's Roots [La búsqueda de las raíces de la humanidad], Gabriel DeCicco, Editor.
Dos áreas de contención
La Biblia comienza con una narración de la creación que hace dos afirmaciones notables: (A) En el principio Dios creó los cielos y la Tierra, y (B) primero los formó en los primeros tres días y luego los llenó en los siguientes tres días.
Causas Físicas Aleatorias o Intervención Divina
Las personas que se oponen a la Afirmación (A) han ideado varias formas para que el universo exista sin principio.
Cuando Albert Einstein (físico estadounidense nacido en Alemania, 1879–1955) publicó su Teoría de la Relatividad General en 1915, vio que las ecuaciones permitían que el universo se expandiera desde un tamaño pequeño como una onda de choque explosiva. Al darse cuenta de que tal solución favorecía la idea bíblica de la iniciación divina, Einstein agregó un parche que llamó la "constante cosmológica" a sus ecuaciones. Luego eligió que la "constante" asumiría para cada galaxia el valor requerido para permanecer en su lugar contra la atracción de la gravedad de todas las demás galaxias. En 1929, Edwin Hubble (astrónomo estadounidense, 1889–1953) demostró que, en efecto, el universo se está expandiendo. Las galaxias se alejan unas de otras a velocidades proporcionales a la distancia que las separa. Después de algunas quejas, Einstein renunció a su elección oximorónica de la variable "constante" y la calificó como el "mayor error" de su carrera.
Antes de 1950, Hermann Bondi (matemático austríaco-británico, 1919–2005) y Thomas Gold (astrónomo austríaco-estadounidense, 1920–2004), aunque aceptaban la expansión del universo, propusieron una idea que hace que el universo en general sea siempre el mismo. Dijeron que la materia se crea continuamente de forma espontánea y llena los espacios en expansión entre las galaxias con nuevas galaxias. Fred Hoyle (astrónomo inglés, 1915–2001) tenía una propuesta similar para la creación continua. En la versión de Hoyle, aparece un nuevo átomo de hidrógeno en cada metro cúbico de espacio solo una vez cada 300.000 años, lo que hace que el proceso sea inobservable en la práctica. Los creacionistas continuos prefirieron muchos pequeños estallidos en lugar de un gran estallido, quizás porque los darwinistas han observado que los pequeños cambios aleatorios en una especie son más probables que un solo cambio que lo abarque todo. Sin embargo, los poderosos telescopios modernos desmintieron esta idea. Con la creación continua, todas las regiones del universo tendrían la misma distribución de edades para su población de galaxias, pero cuanto más lejos miramos, las galaxias parecen más y más jóvenes hasta que desaparecen por completo. Si pudiéramos ver las galaxias distantes como son ahora en lugar de como eran cuando emitían la luz que observamos, todas tendrían la misma edad. Por lo tanto, nuestro universo tuvo un comienzo repentino.
Si el universo se está expandiendo ahora, ¿no podría la gravedad frenarlo hasta detenerlo y luego hacer que se contraiga? Entonces, si algunas leyes físicas desconocidas entraran en juego cuando el universo se comprimiera en una masa compacta, una nueva explosión podría hacer que se expandiera nuevamente. (Las leyes físicas desconocidas tendrían que derrotar a la segunda ley de la termodinámica y producir orden a partir del desorden.) ¿Qué pasaría si el universo se reciclara continuamente? ¿No sería por tanto increado? La idea de crunch-bang-crunch-bang quedó descartada en 1997 cuando Saul Perlmutter (astrofísico estadounidense, 1959–), Brian Paul Schmidt (astrofísico australiano, 1967–) y Adam Guy Riess (astrofísico estadounidense, 1969–) descubrieron que la tasa de expansión no se está desacelerando sino acelerando. Los físicos llaman a la energía que produce la aceleración “oscura” porque hasta la fecha no existe una explicación generalmente aceptada de la misma.
El "multiverso" es una colección infinita postulada de universos, cada uno con sus propias leyes de la física. Sólo podemos observar uno de estos universos, el que habitamos. Las interacciones o colisiones entre estos universos no observables ocasionalmente generan nuevos universos. Los defensores del multiverso dicen que si algunos de los universos de inicio tienen leyes de la física que los hacen aptos para la vida, los observadores pueden surgir en ellos y pensar que un creador benévolo preparó un hogar para ellos. Contra el multiverso aducimos el razonamiento de Guillermo de Ockham (filósofo inglés, c. 1287-1347). Argumentó que, entre las hipótesis en competencia, se debe seleccionar la que tenga la menor cantidad de suposiciones, siempre que la hipótesis se ajuste a todos los hechos. Sin embargo, algunos ateos prefieren el multiverso, una multiplicación ilimitada de hipótesis, a la idea del creador benévolo. Una posible razón de esta preferencia es que los universos no exigen nada, pero el Dios de la Biblia dice que hará un seguimiento de cada vida vivida en el universo y luego llamará a la gente a rendir cuentas.
Tierra Vieja o Tierra Joven
Los científicos y los creyentes de la Biblia están de acuerdo en que el Homo sapiens apareció hace relativamente poco tiempo. Los astrofísicos datan actualmente el repentino comienzo del universo observable hace 13.820 millones de años. La cronología bíblica extendida hacia atrás desde una fecha bastante firme para el reinado del rey Salomón tiene la aparición de la primera pareja humana unos 6.000 años antes del presente, en el sexto día de la narración de la creación. Los días de la creación se han interpretado de muchas maneras, desde días simbólicos, días que representan edades geológicamente largas, hasta seis días consecutivos de 24 horas. El conflicto sobre la segunda área de disputa mencionada en el primer párrafo de este artículo, la Afirmación (B), surge porque la insistencia en la creación en 144 horas consecutivas hace que el primer momento de la creación sea casi tan reciente como la humanidad.
Para muchos creyentes de la Biblia, el gran atractivo de esta interpretación es la respuesta que da al darwinismo. Si todos los animales terrestres y la pareja humana aparecieron en el sexto día, y si ese día duró solo 24 horas, entonces los monos no tuvieron tiempo de reproducirse ni una sola vez antes de que hubiera personas.
Con esta interpretación van varias otras ideas: (1) no hubo muerte antes de que Adán y Eva desobedecieran el mandato de Dios y comieran del fruto prohibido, (2) la gran mayoría de los fósiles fueron enterrados en las aguas de un diluvio mundial, (3) los únicos sobrevivientes fueron Noé y su familia inmediata, y (4) Noé salvó parejas de todas las especies de animales al obedecer el mandato de Dios de construir un arca y refugiarse en ella durante el diluvio.
Los creacionistas de las 144 horas sostienen que todos los métodos de datación (cosmológicos, astrofísicos, de desintegración radiactiva, geológicos y de índices fósiles) son simplemente erróneos. Los creacionistas varían en la medida en que se rebelan. Los más extremos sostienen que la mayoría de los científicos están participando en una conspiración mundial para suprimir la verdad. Curiosamente algunos creacionistas de las 144 horas no cuestionan la datación histórica y arqueológica, los que dicen que el comienzo no fue hace 6.000 años sino hace 10.000 años. La última cifra es una estimación que aparece en The Genesis Flood [El diluvio de Génesis] (Presbyterian and Reformed Publishing Company, Philadelphia PA, 1961) de John Clement Whitcomb, Jr. (teólogo estadounidense, 1924–) y Henry Madison Morris (ingeniero civil e hidráulico estadounidense, 1918 –2006). Whitcomb y Morris sostienen que la Biblia es divinamente inspirada y por lo tanto verdadera en todas sus afirmaciones. Pero en el Apéndice II afirman que las genealogías cronológicas de los capítulos 5 y 11 de Génesis no deben tomarse literalmente; el período de tiempo que abarcan es mucho más largo de lo que cabría suponer por los números del texto sagrado, porque las genealogías están comprimidas, omitiendo muchas generaciones. Dicen que la expresión “se convirtió en padre de” debe entenderse como “se convirtió en antepasado de”.
Aparentemente, la razón de esta desviación del literalismo estricto es la siguiente. La estricta cronología bíblica situaría el diluvio alrededor de 4.500 años antes del presente. Si solo una familia sobrevivió, la historia se vio gravemente interrumpida. Whitcomb y Morris no encontraron rupturas en la historia hace 4.500 años, por lo que trasladaron el diluvio a hace 8.500 años y la creación a hace 10.000 años, donde la datación arqueológica es más incierta.
La popularidad de la visión creacionista de 144 horas es muy impresionante. Un encuesta de Gallup, entre el 3 y el 6 de mayo de 2012, pidió que los encuestados estadounidenses dijera con cuál de los tres propuestas siguientes estaban más de acuerdo: (1) “Dios creó a los seres humanos prácticamente en su forma actual en algún momento de los últimos 10.000 años más o menos” [46% estaban de acuerdo]; (2) “Los seres humanos se han desarrollado durante millones de años a partir de formas de vida menos avanzadas, pero Dios guiaba este proceso” [32% estaban de acuerdo]; . “Los seres humanos se han desarrollado durante millones de años a partir de formas de vida menos avanzadas, pero Dios no tuvo parte en este proceso” [15% estaban de acuerdo]. Estos resultados han sido estables durante 30 años.
Películas y libros que visualizan las historias bíblicas pueden haber generado millones de dólares. Los científicos que muestran que la Biblia está equivocada siguen siendo en su mayoría incapaces de compartir esta riqueza. La única excepción reciente notable son las ventas reportadas de más de 9 millones de Una breve historia del tiempo [A Brief History of Time] de Stephen Hawking. ¿Qué pueden hacer los científicos para apelar a las masas?
Los malos modales de algunos científicos antagonizan a las personas pensantes
Desde la publicación de El diluvio del Génesis [The Genesis Flood] ha habido una erosión constante del aprecio y el respeto del público por la ciencia. Dos irregularidades que los científicos cometen a menudo mientras combaten el creacionismo han antagonizado a la gente razonable: (1) insultar a los creyentes de la Biblia por su fe y (2) negarse a reconocer las debilidades y errores en la posición científica.
Insultar a los creyentes de la Biblia por su fe
En 1982, los creacionistas obtuvieron el consentimiento de algunas legislaturas estatales y juntas escolares para dedicar “tiempo igual” a presentar la “ciencia de la creación” como una alternativa a la evolución en las escuelas públicas. La American Physical Society [Sociedad Americana de la Física] registró su oposición a esta tendencia en una declaración de que “la investigación científica y las creencias religiosas son dos elementos distintos de la experiencia humana” (Physics Today, pp. 53-55, febrero de 1982). Otros no han sido tan respetuosos. Leon Lederman, director de Fermilab, en sus libros La partícula de Dios [The God Particle] y Más allá de la partícula de Dios [Beyond the God Particle], ridiculizó descaradamente a los creacionistas. Su actitud puede haber sido un factor en la pérdida de apoyo público para su proyecto “Supercolisionador Superconductor” [“Superconducting Supercollider”]. En cualquier caso, ridiculizar a los creacionistas es contraproducente. Concluyen que son bienaventurados porque han sido “perseguidos por causa de la justicia” (Mateo 5:10) y se regocijan porque “han sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41).
Debatir con los creacionistas es un ejercicio inútil. El científico rara vez conoce suficiente Biblia como para desconcertar al creacionista. En un debate reciente, Bill Nye culpó a Ken Ham de “frenar el progreso” del país o de la ciencia al engañar a jóvenes talentosos con su creacionismo de 144 horas. Los creacionistas son inmunes a tales cargos. ¿Desde cuándo determinamos lo que es verdad por lo que sería útil si fuera verdad?
Sugerir que los momentos de estrés envían a muchas personas a buscar respuestas simples como las de la historia bíblica del Génesis es un desprecio. Otra es identificar las "premisas inspiradas en la Biblia" como "centrales para la cosmovisión medieval". ¿Había una sola cosmovisión medieval? Limitar solo a los teólogos los ejemplos de aquellos que fueron engañados por engaños, o que hicieron identificaciones erróneas demostrables, es un sesgo extremo. En este documento se presentan ejemplos de ideas científicas refutadas sobre el universo no creado para restablecer el equilibrio.
Los científicos quieren ser respetados; para obtener respeto necesitan ser respetuosos. Si alguna vez va a haber un final para las guerras entre la Biblia y la ciencia, los científicos tendrán que aprender a no ganar argumentos sino a ganarse a la gente. Los científicos deben darse cuenta de que no pueden recuperar en la “mesa de negociaciones” lo que han perdido en la “batalla”. Conceder a los creyentes de la Biblia que pueden tener razón acerca de algunos de los ideales que sostienen cosecha grandes recompensas para los científicos. En lugar de ser villanos que destruyen la fe infantil de los jóvenes, ¿por qué los científicos no pueden ser héroes que confirman la fe en la Biblia?
Los ateos que piensan que todos los creyentes en la Biblia están equivocados deberían examinar sus propias creencias. Muchos creyentes de la Biblia en realidad están de acuerdo con muchos ateos en el siguiente sentido. Si el dios de los conceptos de los ateos realmente existiera, la mayoría de los creyentes odiarían a ese dios tanto como lo hacen los ateos. Esto se aplica incluso cuando se habla del Dios de la Biblia. Muchos ateos piensan que el Dios de la Biblia tiene favoritismo con unos pocos elegidos y es duro con otros, pero muchos creyentes en la Biblia encuentran que Dios es Aquel que los ayuda a superar los problemas y disfrutar la vida.
Negarse a reconocer las debilidades y los fracasos
Los creacionistas tienen razón cuando argumentan que todos los procesos físicos maximizan la entropía (tienden al desorden según la segunda ley de la termodinámica), en contra de la afirmación evolutiva de producir seres altamente organizados a partir de reacciones químicas aleatorias. Los darwinistas a menudo dan varios argumentos falsos en apoyo de su afirmación. Estos argumentos no hacen más que delatar una grave falta de comprensión de la termodinámica. Durante años los evolucionistas han dicho que, dado que la Tierra recibe energía del Sol, un gran aumento de entropía lejos puede compensar una disminución local de entropía. Esto es falso porque no existe tal cosa como un flujo de entropía. La entropía es una variable de estado, es decir, describe el estado de las cosas en una región local. La energía puede fluir de una región a otra y el material puede moverse de una región a otra. El calor es una energía altamente desorganizada. Si el calor sale de una región, la región estará mejor organizada y su entropía se reducirá. Si se saca de una región material altamente desorganizado como la basura, las condiciones en la región mejorarán; la entropía de la región se reduce. Sin embargo, el calor y la basura tienen que ir a alguna parte. Por lo tanto, el estado general de entropía del universo sigue siendo el mismo si la limpieza local se realiza de manera suave y silenciosa; si el proceso de mejorar el orden en un lugar implica algún desperdicio, entonces la entropía del universo aumenta tanto. Por ejemplo, el camión de basura puede llevar varias toneladas de basura, pero su motor diesel puede dejar un poco de contaminación en el aire. Ilya Prigogine (químico belga nacido en Rusia, 1917–2003, ganador del Premio Nobel de Química de 1977 por su trabajo aplicando la segunda ley a la termodinámica de los sistemas biológicos) refutó este argumento evolucionista común pero erróneo.
Algunas personas que favorecen el darwinismo señalan la verdad de que “el estado de equilibrio de un sistema se determina buscando, no la máxima entropía, sino la mínima energía libre”. Dado que esta declaración incluye la palabra "mínimo" en lugar de "máximo", algunos escritores han concluido erróneamente que la segunda ley de la termodinámica no se aplica a la cristalización del hielo. Enrico Fermi (físico estadounidense nacido en Italia, 1901–1954, ganador del Premio Nobel de Física en 1938 y autor del libro de texto clásico Termodinámica, Nueva York: Dover, 1936) refutó claramente este argumento evolucionista.
Ahora sabemos cómo se aplica la segunda ley a la evolución, porque sabemos cómo el ADN codifica la información genética. Claude Elwood Shannon (matemático aplicado estadounidense e ingeniero eléctrico, 1916–2001) antepuso un signo menos a la fórmula de Boltzmann para la entropía y la usó para medir información. La teoría de la información se desarrolló a partir de esta idea. Necesitamos información para restablecer el orden, por lo que la información es el negativo de la entropía. Dado que normalmente consideramos que el orden y la información son una cantidad positiva y deseable, es mejor pensar en la entropía como información negativa. La declaración más clara de la segunda ley es simplemente esta: la información no surge espontáneamente.
Es un error pensar que la selección natural produce información. Además, la selección natural darwiniana no se aplica a las reacciones iniciales de sustancias químicas sin vida. Todavía no sabemos cómo comenzó la vida.
Aquí hay otro ejemplo de negarse a reconocer el fracaso. En el pasado, los evolucionistas desarrollaron un consenso sobre el orden de aparición de diferentes planes de los cuerpos de las especies vivos: organismos unicelulares, invertebrados multicelulares, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, humanos. El siglo XXI, sin embargo, ha visto el análisis del genoma completo de varias especies. La secuencia emergente de planes de las especies difiere significativamente de la antigua secuencia de los planes de los cuerpos de las especies vivos. Ciertas partes del genoma humano son más similares a las partes correspondientes en los genomas de las ratas o incluso de los hongos que al genoma de los chimpancés. El viejo consenso estaba simplemente equivocado.
La similitud de los fenotipos no es un argumento en contra de la creación. Si una solución elegante (como la circulación de la sangre) a un problema particular (como el suministro de alimentos, agua y oxígeno a todas las células y la eliminación de desechos) es una característica de una especie, ¿por qué no debería reutilizarse en muchos organismos posteriores si tienen esa necesidad? El diseño de ingeniería hace lo mismo.
Una interpretación bíblica científicamente aceptable
Ciencia de precisión confirmada experimentalmente
No existe tal cosa como una ciencia exacta. A Bertram Schwarzschild, escritor de Physics Today [Física Hoy], se le atribuye un criterio para identificar una "ciencia de precisión".
Schwarzschild dijo que la cosmología se convirtió en una ciencia de precisión el 12 de febrero de 2003. En esa fecha, los científicos del proyecto de la NASA publicaron el primer conjunto de datos de la sonda de anisotropía de microondas Wilkinson (WMAP). Estos datos permitieron calcular la constante de Hubble (la tasa de expansión del universo) con una precisión del 1 por ciento.
Aunque el porcentaje es arbitrario, marca una época en la maduración de una ciencia. En la actualidad, solo la física y la química pueden hacer que sus teorías y resultados experimentales concuerden dentro del 1 por ciento. La genética se acerca a esta precisión porque el ADN se reproduce digitalmente. Sin embargo, un malentendido darwiniano sobre el papel de las pequeñas variaciones en el genoma humano probablemente está retrasando el advenimiento de las curas prometidas por Francis Collins para varias enfermedades de base genética.
El darwinismo después de casi un siglo y medio ciertamente no es una ciencia de precisión. Trabaja demasiado lento para una observación definitiva. Todavía está respaldado simplemente por un conjunto de argumentos de plausibilidad. Decir que “la evolución ya no es una teoría sino un hecho probado” simplemente no es cierto.
Donde la ciencia de precisión y la Biblia están de acuerdo
Muchos creyentes de la Biblia sostienen dos doctrinas fundamentales: (a) la Biblia está inspirada por Dios y (b) Dios solo puede decirnos la verdad. Notamos que los creyentes de la Biblia no tienen que defender cada parte de la Biblia. Hay evidencia de inspiración divina si alguna parte de la Biblia está en acuerdo detallado con la ciencia de precisión.
Llevando la interpretación bíblica literal al extremo
Antes de que podamos demostrar un acuerdo detallado entre la narración de la creación de Génesis y la ciencia de precisión, debemos aclarar un malentendido común sobre la palabra “día” tal como se usa en la narración.
Según Génesis capítulo 1, versículos 11 y 12, al tercer día la vegetación cubrió la Tierra. Los animales no aparecen hasta el quinto y sexto día según los versículos 20–25. Esto concuerda en general con la secuencia evolutiva de que las plantas llegaron antes que los animales, y con el hallazgo de que las plantas verdes tenían que condicionar la atmósfera terrestre liberando oxígeno antes de que los animales pudieran subsistir en la Tierra. Sin embargo, la escala de tiempo en Génesis se mide en días, mientras que las plantas deben haber necesitado decenas de millones de años para proporcionar oxígeno libre. El problema con las escalas de tiempo se desvanece cuando eliminamos todas las interpretaciones que la gente le da a la Biblia y tomamos la Biblia completamente literalmente.
El capítulo uno de Génesis describe la creación, formación y llenado de los cielos y la Tierra en seis días consecutivos, pero la Biblia nunca usa la frase “veinticuatro horas”. Por lo tanto, la interpretación de los creacionistas de las 144 horas se basa solo en parte en la Biblia. Otra parte es una idea parroquial y provincial de que un día siempre tiene 24 horas.
Un día en Marte dura 24 horas y un poco menos de 40 minutos, porque Marte gira más lentamente que la Tierra. Un día en la Luna dura un mes. Un día en el Polo Norte o en el Polo Sur de la Tierra dura un año, porque hay seis meses de oscuridad cuando el Sol nunca sale, y seis meses de luz cuando el Sol nunca se pone.
Es un razonamiento circular definir un día literal como 24 horas, porque la definición de una hora es cualquiera de las 24 partes iguales de un día.
De acuerdo con la narración de la creación de Génesis, Dios fue el primero en usar la palabra "día". Por lo tanto, la palabra significa lo que Él quiere decir con ella. Cuando la Tierra fue creada estaba oscura y Dios llamó a la oscuridad “noche”. Entonces Dios formó la luz, vio que era “buena”, separó la luz de las tinieblas en el espacio (las tinieblas y la luz ya estaban separadas en el tiempo), y llamó a la luz “día”. El hebreo original del versículo 5 se traduce incorrectamente en muchas versiones en inglés. No dice, “Fue la tarde y la mañana, el primer día”, sino “Fue la tarde y la mañana, un día”, definiendo así la palabra “día”. Un ciclo completo de alternancia que comienza con una fase oscura seguida de una fase iluminada constituye un día. La Biblia dice repetidamente “tarde y mañana” porque primero fue la oscuridad y luego la luz.
Según esta definición, cualquier persona vidente puede observar el paso de un día, ya sea que esa persona sea un científico o una persona antigua sin ningún instrumento. Cuando se escribió la Biblia, no existían artefactos precisos para medir el paso del tiempo.
En Génesis, el paso de un día es un evento observable, no la duración de una cierta cantidad de tiempo. Pero como los animales y los humanos no aparecen en la narración de la creación hasta los días cinco y seis, el único observador de los eventos de los primeros cuatro días fue Dios. En el cuarto día Dios encargó al Sol que gobernara el día. El Sol actualmente rige el día sobre la Tierra en las zonas templadas y tórridas, marcando días de 24 horas. Pero por defecto Dios gobernó los primeros tres días.
¿Cual es la edad de la Tierra? Según la Biblia son unos seis mil años más tres días. La Biblia no dice cuánto duraron los primeros tres días, pero los científicos han buscado con instrumentos modernos y han determinado que los primeros tres días duraron 13.820 millones de años. Con este entendimiento, hay dos áreas de acuerdo detallado entre el relato de Génesis de los primeros tres días y la ciencia de precisión.
El relato bíblico de los primeros tres días concuerda en detalle con la ciencia de precisión
La cosmología moderna ha determinado que hubo exactamente tres ciclos de oscuridad y luz desde el comienzo repentino del universo observable hasta el momento en que la Tierra comenzó a albergar vegetación.
Al principio, el universo estaba oscuro pero lleno de rayos gamma que se dirigían en direcciones aleatorias. Estos son como los rayos de luz, pero son demasiado energéticos para que nuestros ojos los vean. Los rayos gamma tenían suficiente energía para chocar entre sí y materializarse como partículas subatómicas como protones, neutrones, electrones y otros. Algunas de las partículas formarían más tarde la Tierra. La Tierra, justo después de la creación, coincidía con la descripción bíblica de estar vacía, sin forma, y oscura. La energía sobrante de los fotones se convirtió en luz y calor; terminó la primera tarde y era de mañana. Bajo tremenda presión y temperaturas superiores a miles de millones de grados, las partículas chocaron entre sí y formaron los elementos más simples, aquellos que tienen uno, dos o tres protones, a saber, hidrógeno, helio y una traza de litio. Hacia el final de la primera mañana había dos tendencias operando con efectos opuestos. En general, el universo se estaba expandiendo y enfriando y oscureciéndose nuevamente. Sin embargo, hubo "puntos calientes" donde muchos rayos gamma chocaron. Los puntos calientes tenían un exceso de masa y gravedad que los hizo contraerse y calentarse a medida que su gravedad los unía. Como dice la Biblia, de esta manera Dios estaba “separando la luz de las tinieblas.” Sin embargo, el universo no estaba preparado para la vida porque tres elementos no son suficientes para formar moléculas complejas o cadenas largas como el ADN.
En la oscuridad de la segunda noche, los puntos calientes se hicieron más y más densos hasta que alcanzaron la temperatura de ignición termonuclear y se convirtieron en las primeras estrellas. Su luz volvió a iluminar el universo y era la segunda mañana. Las altas temperaturas y presiones sostenidas en el interior de las primeras estrellas fabricaron los 89 elementos restantes. Con los 92 elementos presentes en el universo, la vida era posible, pero primero los elementos tenían que enfriarse lo suficiente para formar moléculas.
Al final de la segunda mañana, las estrellas que eran más grandes que cierto tamaño estallaron como supernovas y arrojaron sus entrañas como polvo brillante. Este polvo, rico en todos los elementos químicos necesarios para la vida, se enfrió rápidamente y se oscureció. La oscuridad fue la tercera tarde, en la que Dios dijo: “Que aparezca lo seco”. El polvo se desplazó a través de las galaxias hasta que las estrellas recién formadas lo iluminaron y lo enrollaron en planetas. Cuando el Sol comenzó a iluminar la Tierra hace casi 5 mil millones de años fue la tercera mañana de nuestro planeta.
Todos los detalles dados en la narración de Génesis encajan maravillosamente con la historia que hemos llegado a conocer a través de la ciencia de precisión.
Génesis prefigura tres grandes descubrimientos del siglo XX
Tres grandes descubrimientos del siglo XX han dado forma a la cosmología.
(1) La teoría especial de la relatividad de Einstein mostró que la materia puede materializarse a partir de la energía. Según la Biblia, Dios hizo el trabajo necesario para producir rayos gamma aleatorios de alta energía en el vacío del espacio, y estos chocaron para formar la materia, la luz y el calor del universo.
(2) Génesis capítulo 1 versículo 6 se puede traducir del original hebreo para decir que Dios puso expansión en los cielos, de acuerdo con el descubrimiento de Hubble.
(3) Dios ordenó que la oscuridad que había creado brillara y luego dijo que era “buena”. En 1964, Arno Allan Penzias (radioastrónomo estadounidense, 1933–) y Robert Woodrow Wilson (radioastrónomo estadounidense, 1936–) detectaron esa misma luz, que aún procedía de las regiones visibles más distantes del universo. Varios detectores, incluidos tres satélites, han demostrado que la primera luz es la luz más perfecta que la ciencia haya analizado jamás. Las fotos de la primera luz la muestran separándose de las tinieblas por la gravedad como dice la Biblia.
Así, los tres principales descubrimientos cosmológicos están todos prefigurados en los primeros ocho versículos de Génesis.
El acuerdo exige una explicación
El universo observable tuvo un comienzo. Todas las ideas sobre causas físicas anteriores son meras especulaciones, y es poco probable que alguna vez sean respaldados por evidencia.
Uno puede encontrar destellos de intuición incrustados en ciertas historias antiguas, pero casi siempre esas historias hacen otras afirmaciones que la ciencia ha refutado hace mucho tiempo. Solo una narrativa antigua de la creación evita ideas refutadas y está totalmente de acuerdo con la ciencia de precisión. Tanto en las alusiones a los descubrimientos modernos como en la secuencia de eventos observables, el relato bíblico de la creación es único. La fidelidad de la historia bíblica de la creación a los hallazgos modernos requiere una explicación.
La Biblia afirma ser inspirada por Dios. Los escépticos dicen que las grandes pretensiones requieren grandes pruebas. La narración de la creación de Génesis tiene la evidencia requerida
Copyright (c) 2015 por Edwin L. Kerr. Este artículo invitado fue publicado en la segunda edición de The Search for Humanity's Roots [La búsqueda de las raíces de la humanidad], Gabriel DeCicco, Editor.
Dos áreas de contención
La Biblia comienza con una narración de la creación que hace dos afirmaciones notables: (A) En el principio Dios creó los cielos y la Tierra, y (B) primero los formó en los primeros tres días y luego los llenó en los siguientes tres días.
Causas Físicas Aleatorias o Intervención Divina
Las personas que se oponen a la Afirmación (A) han ideado varias formas para que el universo exista sin principio.
Cuando Albert Einstein (físico estadounidense nacido en Alemania, 1879–1955) publicó su Teoría de la Relatividad General en 1915, vio que las ecuaciones permitían que el universo se expandiera desde un tamaño pequeño como una onda de choque explosiva. Al darse cuenta de que tal solución favorecía la idea bíblica de la iniciación divina, Einstein agregó un parche que llamó la "constante cosmológica" a sus ecuaciones. Luego eligió que la "constante" asumiría para cada galaxia el valor requerido para permanecer en su lugar contra la atracción de la gravedad de todas las demás galaxias. En 1929, Edwin Hubble (astrónomo estadounidense, 1889–1953) demostró que, en efecto, el universo se está expandiendo. Las galaxias se alejan unas de otras a velocidades proporcionales a la distancia que las separa. Después de algunas quejas, Einstein renunció a su elección oximorónica de la variable "constante" y la calificó como el "mayor error" de su carrera.
Antes de 1950, Hermann Bondi (matemático austríaco-británico, 1919–2005) y Thomas Gold (astrónomo austríaco-estadounidense, 1920–2004), aunque aceptaban la expansión del universo, propusieron una idea que hace que el universo en general sea siempre el mismo. Dijeron que la materia se crea continuamente de forma espontánea y llena los espacios en expansión entre las galaxias con nuevas galaxias. Fred Hoyle (astrónomo inglés, 1915–2001) tenía una propuesta similar para la creación continua. En la versión de Hoyle, aparece un nuevo átomo de hidrógeno en cada metro cúbico de espacio solo una vez cada 300.000 años, lo que hace que el proceso sea inobservable en la práctica. Los creacionistas continuos prefirieron muchos pequeños estallidos en lugar de un gran estallido, quizás porque los darwinistas han observado que los pequeños cambios aleatorios en una especie son más probables que un solo cambio que lo abarque todo. Sin embargo, los poderosos telescopios modernos desmintieron esta idea. Con la creación continua, todas las regiones del universo tendrían la misma distribución de edades para su población de galaxias, pero cuanto más lejos miramos, las galaxias parecen más y más jóvenes hasta que desaparecen por completo. Si pudiéramos ver las galaxias distantes como son ahora en lugar de como eran cuando emitían la luz que observamos, todas tendrían la misma edad. Por lo tanto, nuestro universo tuvo un comienzo repentino.
Si el universo se está expandiendo ahora, ¿no podría la gravedad frenarlo hasta detenerlo y luego hacer que se contraiga? Entonces, si algunas leyes físicas desconocidas entraran en juego cuando el universo se comprimiera en una masa compacta, una nueva explosión podría hacer que se expandiera nuevamente. (Las leyes físicas desconocidas tendrían que derrotar a la segunda ley de la termodinámica y producir orden a partir del desorden.) ¿Qué pasaría si el universo se reciclara continuamente? ¿No sería por tanto increado? La idea de crunch-bang-crunch-bang quedó descartada en 1997 cuando Saul Perlmutter (astrofísico estadounidense, 1959–), Brian Paul Schmidt (astrofísico australiano, 1967–) y Adam Guy Riess (astrofísico estadounidense, 1969–) descubrieron que la tasa de expansión no se está desacelerando sino acelerando. Los físicos llaman a la energía que produce la aceleración “oscura” porque hasta la fecha no existe una explicación generalmente aceptada de la misma.
El "multiverso" es una colección infinita postulada de universos, cada uno con sus propias leyes de la física. Sólo podemos observar uno de estos universos, el que habitamos. Las interacciones o colisiones entre estos universos no observables ocasionalmente generan nuevos universos. Los defensores del multiverso dicen que si algunos de los universos de inicio tienen leyes de la física que los hacen aptos para la vida, los observadores pueden surgir en ellos y pensar que un creador benévolo preparó un hogar para ellos. Contra el multiverso aducimos el razonamiento de Guillermo de Ockham (filósofo inglés, c. 1287-1347). Argumentó que, entre las hipótesis en competencia, se debe seleccionar la que tenga la menor cantidad de suposiciones, siempre que la hipótesis se ajuste a todos los hechos. Sin embargo, algunos ateos prefieren el multiverso, una multiplicación ilimitada de hipótesis, a la idea del creador benévolo. Una posible razón de esta preferencia es que los universos no exigen nada, pero el Dios de la Biblia dice que hará un seguimiento de cada vida vivida en el universo y luego llamará a la gente a rendir cuentas.
Tierra Vieja o Tierra Joven
Los científicos y los creyentes de la Biblia están de acuerdo en que el Homo sapiens apareció hace relativamente poco tiempo. Los astrofísicos datan actualmente el repentino comienzo del universo observable hace 13.820 millones de años. La cronología bíblica extendida hacia atrás desde una fecha bastante firme para el reinado del rey Salomón tiene la aparición de la primera pareja humana unos 6.000 años antes del presente, en el sexto día de la narración de la creación. Los días de la creación se han interpretado de muchas maneras, desde días simbólicos, días que representan edades geológicamente largas, hasta seis días consecutivos de 24 horas. El conflicto sobre la segunda área de disputa mencionada en el primer párrafo de este artículo, la Afirmación (B), surge porque la insistencia en la creación en 144 horas consecutivas hace que el primer momento de la creación sea casi tan reciente como la humanidad.
Para muchos creyentes de la Biblia, el gran atractivo de esta interpretación es la respuesta que da al darwinismo. Si todos los animales terrestres y la pareja humana aparecieron en el sexto día, y si ese día duró solo 24 horas, entonces los monos no tuvieron tiempo de reproducirse ni una sola vez antes de que hubiera personas.
Con esta interpretación van varias otras ideas: (1) no hubo muerte antes de que Adán y Eva desobedecieran el mandato de Dios y comieran del fruto prohibido, (2) la gran mayoría de los fósiles fueron enterrados en las aguas de un diluvio mundial, (3) los únicos sobrevivientes fueron Noé y su familia inmediata, y (4) Noé salvó parejas de todas las especies de animales al obedecer el mandato de Dios de construir un arca y refugiarse en ella durante el diluvio.
Los creacionistas de las 144 horas sostienen que todos los métodos de datación (cosmológicos, astrofísicos, de desintegración radiactiva, geológicos y de índices fósiles) son simplemente erróneos. Los creacionistas varían en la medida en que se rebelan. Los más extremos sostienen que la mayoría de los científicos están participando en una conspiración mundial para suprimir la verdad. Curiosamente algunos creacionistas de las 144 horas no cuestionan la datación histórica y arqueológica, los que dicen que el comienzo no fue hace 6.000 años sino hace 10.000 años. La última cifra es una estimación que aparece en The Genesis Flood [El diluvio de Génesis] (Presbyterian and Reformed Publishing Company, Philadelphia PA, 1961) de John Clement Whitcomb, Jr. (teólogo estadounidense, 1924–) y Henry Madison Morris (ingeniero civil e hidráulico estadounidense, 1918 –2006). Whitcomb y Morris sostienen que la Biblia es divinamente inspirada y por lo tanto verdadera en todas sus afirmaciones. Pero en el Apéndice II afirman que las genealogías cronológicas de los capítulos 5 y 11 de Génesis no deben tomarse literalmente; el período de tiempo que abarcan es mucho más largo de lo que cabría suponer por los números del texto sagrado, porque las genealogías están comprimidas, omitiendo muchas generaciones. Dicen que la expresión “se convirtió en padre de” debe entenderse como “se convirtió en antepasado de”.
Aparentemente, la razón de esta desviación del literalismo estricto es la siguiente. La estricta cronología bíblica situaría el diluvio alrededor de 4.500 años antes del presente. Si solo una familia sobrevivió, la historia se vio gravemente interrumpida. Whitcomb y Morris no encontraron rupturas en la historia hace 4.500 años, por lo que trasladaron el diluvio a hace 8.500 años y la creación a hace 10.000 años, donde la datación arqueológica es más incierta.
La popularidad de la visión creacionista de 144 horas es muy impresionante. Un encuesta de Gallup, entre el 3 y el 6 de mayo de 2012, pidió que los encuestados estadounidenses dijera con cuál de los tres propuestas siguientes estaban más de acuerdo: (1) “Dios creó a los seres humanos prácticamente en su forma actual en algún momento de los últimos 10.000 años más o menos” [46% estaban de acuerdo]; (2) “Los seres humanos se han desarrollado durante millones de años a partir de formas de vida menos avanzadas, pero Dios guiaba este proceso” [32% estaban de acuerdo]; . “Los seres humanos se han desarrollado durante millones de años a partir de formas de vida menos avanzadas, pero Dios no tuvo parte en este proceso” [15% estaban de acuerdo]. Estos resultados han sido estables durante 30 años.
Películas y libros que visualizan las historias bíblicas pueden haber generado millones de dólares. Los científicos que muestran que la Biblia está equivocada siguen siendo en su mayoría incapaces de compartir esta riqueza. La única excepción reciente notable son las ventas reportadas de más de 9 millones de Una breve historia del tiempo [A Brief History of Time] de Stephen Hawking. ¿Qué pueden hacer los científicos para apelar a las masas?
Los malos modales de algunos científicos antagonizan a las personas pensantes
Desde la publicación de El diluvio del Génesis [The Genesis Flood] ha habido una erosión constante del aprecio y el respeto del público por la ciencia. Dos irregularidades que los científicos cometen a menudo mientras combaten el creacionismo han antagonizado a la gente razonable: (1) insultar a los creyentes de la Biblia por su fe y (2) negarse a reconocer las debilidades y errores en la posición científica.
Insultar a los creyentes de la Biblia por su fe
En 1982, los creacionistas obtuvieron el consentimiento de algunas legislaturas estatales y juntas escolares para dedicar “tiempo igual” a presentar la “ciencia de la creación” como una alternativa a la evolución en las escuelas públicas. La American Physical Society [Sociedad Americana de la Física] registró su oposición a esta tendencia en una declaración de que “la investigación científica y las creencias religiosas son dos elementos distintos de la experiencia humana” (Physics Today, pp. 53-55, febrero de 1982). Otros no han sido tan respetuosos. Leon Lederman, director de Fermilab, en sus libros La partícula de Dios [The God Particle] y Más allá de la partícula de Dios [Beyond the God Particle], ridiculizó descaradamente a los creacionistas. Su actitud puede haber sido un factor en la pérdida de apoyo público para su proyecto “Supercolisionador Superconductor” [“Superconducting Supercollider”]. En cualquier caso, ridiculizar a los creacionistas es contraproducente. Concluyen que son bienaventurados porque han sido “perseguidos por causa de la justicia” (Mateo 5:10) y se regocijan porque “han sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41).
Debatir con los creacionistas es un ejercicio inútil. El científico rara vez conoce suficiente Biblia como para desconcertar al creacionista. En un debate reciente, Bill Nye culpó a Ken Ham de “frenar el progreso” del país o de la ciencia al engañar a jóvenes talentosos con su creacionismo de 144 horas. Los creacionistas son inmunes a tales cargos. ¿Desde cuándo determinamos lo que es verdad por lo que sería útil si fuera verdad?
Sugerir que los momentos de estrés envían a muchas personas a buscar respuestas simples como las de la historia bíblica del Génesis es un desprecio. Otra es identificar las "premisas inspiradas en la Biblia" como "centrales para la cosmovisión medieval". ¿Había una sola cosmovisión medieval? Limitar solo a los teólogos los ejemplos de aquellos que fueron engañados por engaños, o que hicieron identificaciones erróneas demostrables, es un sesgo extremo. En este documento se presentan ejemplos de ideas científicas refutadas sobre el universo no creado para restablecer el equilibrio.
Los científicos quieren ser respetados; para obtener respeto necesitan ser respetuosos. Si alguna vez va a haber un final para las guerras entre la Biblia y la ciencia, los científicos tendrán que aprender a no ganar argumentos sino a ganarse a la gente. Los científicos deben darse cuenta de que no pueden recuperar en la “mesa de negociaciones” lo que han perdido en la “batalla”. Conceder a los creyentes de la Biblia que pueden tener razón acerca de algunos de los ideales que sostienen cosecha grandes recompensas para los científicos. En lugar de ser villanos que destruyen la fe infantil de los jóvenes, ¿por qué los científicos no pueden ser héroes que confirman la fe en la Biblia?
Los ateos que piensan que todos los creyentes en la Biblia están equivocados deberían examinar sus propias creencias. Muchos creyentes de la Biblia en realidad están de acuerdo con muchos ateos en el siguiente sentido. Si el dios de los conceptos de los ateos realmente existiera, la mayoría de los creyentes odiarían a ese dios tanto como lo hacen los ateos. Esto se aplica incluso cuando se habla del Dios de la Biblia. Muchos ateos piensan que el Dios de la Biblia tiene favoritismo con unos pocos elegidos y es duro con otros, pero muchos creyentes en la Biblia encuentran que Dios es Aquel que los ayuda a superar los problemas y disfrutar la vida.
Negarse a reconocer las debilidades y los fracasos
Los creacionistas tienen razón cuando argumentan que todos los procesos físicos maximizan la entropía (tienden al desorden según la segunda ley de la termodinámica), en contra de la afirmación evolutiva de producir seres altamente organizados a partir de reacciones químicas aleatorias. Los darwinistas a menudo dan varios argumentos falsos en apoyo de su afirmación. Estos argumentos no hacen más que delatar una grave falta de comprensión de la termodinámica. Durante años los evolucionistas han dicho que, dado que la Tierra recibe energía del Sol, un gran aumento de entropía lejos puede compensar una disminución local de entropía. Esto es falso porque no existe tal cosa como un flujo de entropía. La entropía es una variable de estado, es decir, describe el estado de las cosas en una región local. La energía puede fluir de una región a otra y el material puede moverse de una región a otra. El calor es una energía altamente desorganizada. Si el calor sale de una región, la región estará mejor organizada y su entropía se reducirá. Si se saca de una región material altamente desorganizado como la basura, las condiciones en la región mejorarán; la entropía de la región se reduce. Sin embargo, el calor y la basura tienen que ir a alguna parte. Por lo tanto, el estado general de entropía del universo sigue siendo el mismo si la limpieza local se realiza de manera suave y silenciosa; si el proceso de mejorar el orden en un lugar implica algún desperdicio, entonces la entropía del universo aumenta tanto. Por ejemplo, el camión de basura puede llevar varias toneladas de basura, pero su motor diesel puede dejar un poco de contaminación en el aire. Ilya Prigogine (químico belga nacido en Rusia, 1917–2003, ganador del Premio Nobel de Química de 1977 por su trabajo aplicando la segunda ley a la termodinámica de los sistemas biológicos) refutó este argumento evolucionista común pero erróneo.
Algunas personas que favorecen el darwinismo señalan la verdad de que “el estado de equilibrio de un sistema se determina buscando, no la máxima entropía, sino la mínima energía libre”. Dado que esta declaración incluye la palabra "mínimo" en lugar de "máximo", algunos escritores han concluido erróneamente que la segunda ley de la termodinámica no se aplica a la cristalización del hielo. Enrico Fermi (físico estadounidense nacido en Italia, 1901–1954, ganador del Premio Nobel de Física en 1938 y autor del libro de texto clásico Termodinámica, Nueva York: Dover, 1936) refutó claramente este argumento evolucionista.
Ahora sabemos cómo se aplica la segunda ley a la evolución, porque sabemos cómo el ADN codifica la información genética. Claude Elwood Shannon (matemático aplicado estadounidense e ingeniero eléctrico, 1916–2001) antepuso un signo menos a la fórmula de Boltzmann para la entropía y la usó para medir información. La teoría de la información se desarrolló a partir de esta idea. Necesitamos información para restablecer el orden, por lo que la información es el negativo de la entropía. Dado que normalmente consideramos que el orden y la información son una cantidad positiva y deseable, es mejor pensar en la entropía como información negativa. La declaración más clara de la segunda ley es simplemente esta: la información no surge espontáneamente.
Es un error pensar que la selección natural produce información. Además, la selección natural darwiniana no se aplica a las reacciones iniciales de sustancias químicas sin vida. Todavía no sabemos cómo comenzó la vida.
Aquí hay otro ejemplo de negarse a reconocer el fracaso. En el pasado, los evolucionistas desarrollaron un consenso sobre el orden de aparición de diferentes planes de los cuerpos de las especies vivos: organismos unicelulares, invertebrados multicelulares, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, humanos. El siglo XXI, sin embargo, ha visto el análisis del genoma completo de varias especies. La secuencia emergente de planes de las especies difiere significativamente de la antigua secuencia de los planes de los cuerpos de las especies vivos. Ciertas partes del genoma humano son más similares a las partes correspondientes en los genomas de las ratas o incluso de los hongos que al genoma de los chimpancés. El viejo consenso estaba simplemente equivocado.
La similitud de los fenotipos no es un argumento en contra de la creación. Si una solución elegante (como la circulación de la sangre) a un problema particular (como el suministro de alimentos, agua y oxígeno a todas las células y la eliminación de desechos) es una característica de una especie, ¿por qué no debería reutilizarse en muchos organismos posteriores si tienen esa necesidad? El diseño de ingeniería hace lo mismo.
Una interpretación bíblica científicamente aceptable
Ciencia de precisión confirmada experimentalmente
No existe tal cosa como una ciencia exacta. A Bertram Schwarzschild, escritor de Physics Today [Física Hoy], se le atribuye un criterio para identificar una "ciencia de precisión".
Schwarzschild dijo que la cosmología se convirtió en una ciencia de precisión el 12 de febrero de 2003. En esa fecha, los científicos del proyecto de la NASA publicaron el primer conjunto de datos de la sonda de anisotropía de microondas Wilkinson (WMAP). Estos datos permitieron calcular la constante de Hubble (la tasa de expansión del universo) con una precisión del 1 por ciento.
Aunque el porcentaje es arbitrario, marca una época en la maduración de una ciencia. En la actualidad, solo la física y la química pueden hacer que sus teorías y resultados experimentales concuerden dentro del 1 por ciento. La genética se acerca a esta precisión porque el ADN se reproduce digitalmente. Sin embargo, un malentendido darwiniano sobre el papel de las pequeñas variaciones en el genoma humano probablemente está retrasando el advenimiento de las curas prometidas por Francis Collins para varias enfermedades de base genética.
El darwinismo después de casi un siglo y medio ciertamente no es una ciencia de precisión. Trabaja demasiado lento para una observación definitiva. Todavía está respaldado simplemente por un conjunto de argumentos de plausibilidad. Decir que “la evolución ya no es una teoría sino un hecho probado” simplemente no es cierto.
Donde la ciencia de precisión y la Biblia están de acuerdo
Muchos creyentes de la Biblia sostienen dos doctrinas fundamentales: (a) la Biblia está inspirada por Dios y (b) Dios solo puede decirnos la verdad. Notamos que los creyentes de la Biblia no tienen que defender cada parte de la Biblia. Hay evidencia de inspiración divina si alguna parte de la Biblia está en acuerdo detallado con la ciencia de precisión.
Llevando la interpretación bíblica literal al extremo
Antes de que podamos demostrar un acuerdo detallado entre la narración de la creación de Génesis y la ciencia de precisión, debemos aclarar un malentendido común sobre la palabra “día” tal como se usa en la narración.
Según Génesis capítulo 1, versículos 11 y 12, al tercer día la vegetación cubrió la Tierra. Los animales no aparecen hasta el quinto y sexto día según los versículos 20–25. Esto concuerda en general con la secuencia evolutiva de que las plantas llegaron antes que los animales, y con el hallazgo de que las plantas verdes tenían que condicionar la atmósfera terrestre liberando oxígeno antes de que los animales pudieran subsistir en la Tierra. Sin embargo, la escala de tiempo en Génesis se mide en días, mientras que las plantas deben haber necesitado decenas de millones de años para proporcionar oxígeno libre. El problema con las escalas de tiempo se desvanece cuando eliminamos todas las interpretaciones que la gente le da a la Biblia y tomamos la Biblia completamente literalmente.
El capítulo uno de Génesis describe la creación, formación y llenado de los cielos y la Tierra en seis días consecutivos, pero la Biblia nunca usa la frase “veinticuatro horas”. Por lo tanto, la interpretación de los creacionistas de las 144 horas se basa solo en parte en la Biblia. Otra parte es una idea parroquial y provincial de que un día siempre tiene 24 horas.
Un día en Marte dura 24 horas y un poco menos de 40 minutos, porque Marte gira más lentamente que la Tierra. Un día en la Luna dura un mes. Un día en el Polo Norte o en el Polo Sur de la Tierra dura un año, porque hay seis meses de oscuridad cuando el Sol nunca sale, y seis meses de luz cuando el Sol nunca se pone.
Es un razonamiento circular definir un día literal como 24 horas, porque la definición de una hora es cualquiera de las 24 partes iguales de un día.
De acuerdo con la narración de la creación de Génesis, Dios fue el primero en usar la palabra "día". Por lo tanto, la palabra significa lo que Él quiere decir con ella. Cuando la Tierra fue creada estaba oscura y Dios llamó a la oscuridad “noche”. Entonces Dios formó la luz, vio que era “buena”, separó la luz de las tinieblas en el espacio (las tinieblas y la luz ya estaban separadas en el tiempo), y llamó a la luz “día”. El hebreo original del versículo 5 se traduce incorrectamente en muchas versiones en inglés. No dice, “Fue la tarde y la mañana, el primer día”, sino “Fue la tarde y la mañana, un día”, definiendo así la palabra “día”. Un ciclo completo de alternancia que comienza con una fase oscura seguida de una fase iluminada constituye un día. La Biblia dice repetidamente “tarde y mañana” porque primero fue la oscuridad y luego la luz.
Según esta definición, cualquier persona vidente puede observar el paso de un día, ya sea que esa persona sea un científico o una persona antigua sin ningún instrumento. Cuando se escribió la Biblia, no existían artefactos precisos para medir el paso del tiempo.
En Génesis, el paso de un día es un evento observable, no la duración de una cierta cantidad de tiempo. Pero como los animales y los humanos no aparecen en la narración de la creación hasta los días cinco y seis, el único observador de los eventos de los primeros cuatro días fue Dios. En el cuarto día Dios encargó al Sol que gobernara el día. El Sol actualmente rige el día sobre la Tierra en las zonas templadas y tórridas, marcando días de 24 horas. Pero por defecto Dios gobernó los primeros tres días.
¿Cual es la edad de la Tierra? Según la Biblia son unos seis mil años más tres días. La Biblia no dice cuánto duraron los primeros tres días, pero los científicos han buscado con instrumentos modernos y han determinado que los primeros tres días duraron 13.820 millones de años. Con este entendimiento, hay dos áreas de acuerdo detallado entre el relato de Génesis de los primeros tres días y la ciencia de precisión.
El relato bíblico de los primeros tres días concuerda en detalle con la ciencia de precisión
La cosmología moderna ha determinado que hubo exactamente tres ciclos de oscuridad y luz desde el comienzo repentino del universo observable hasta el momento en que la Tierra comenzó a albergar vegetación.
Al principio, el universo estaba oscuro pero lleno de rayos gamma que se dirigían en direcciones aleatorias. Estos son como los rayos de luz, pero son demasiado energéticos para que nuestros ojos los vean. Los rayos gamma tenían suficiente energía para chocar entre sí y materializarse como partículas subatómicas como protones, neutrones, electrones y otros. Algunas de las partículas formarían más tarde la Tierra. La Tierra, justo después de la creación, coincidía con la descripción bíblica de estar vacía, sin forma, y oscura. La energía sobrante de los fotones se convirtió en luz y calor; terminó la primera tarde y era de mañana. Bajo tremenda presión y temperaturas superiores a miles de millones de grados, las partículas chocaron entre sí y formaron los elementos más simples, aquellos que tienen uno, dos o tres protones, a saber, hidrógeno, helio y una traza de litio. Hacia el final de la primera mañana había dos tendencias operando con efectos opuestos. En general, el universo se estaba expandiendo y enfriando y oscureciéndose nuevamente. Sin embargo, hubo "puntos calientes" donde muchos rayos gamma chocaron. Los puntos calientes tenían un exceso de masa y gravedad que los hizo contraerse y calentarse a medida que su gravedad los unía. Como dice la Biblia, de esta manera Dios estaba “separando la luz de las tinieblas.” Sin embargo, el universo no estaba preparado para la vida porque tres elementos no son suficientes para formar moléculas complejas o cadenas largas como el ADN.
En la oscuridad de la segunda noche, los puntos calientes se hicieron más y más densos hasta que alcanzaron la temperatura de ignición termonuclear y se convirtieron en las primeras estrellas. Su luz volvió a iluminar el universo y era la segunda mañana. Las altas temperaturas y presiones sostenidas en el interior de las primeras estrellas fabricaron los 89 elementos restantes. Con los 92 elementos presentes en el universo, la vida era posible, pero primero los elementos tenían que enfriarse lo suficiente para formar moléculas.
Al final de la segunda mañana, las estrellas que eran más grandes que cierto tamaño estallaron como supernovas y arrojaron sus entrañas como polvo brillante. Este polvo, rico en todos los elementos químicos necesarios para la vida, se enfrió rápidamente y se oscureció. La oscuridad fue la tercera tarde, en la que Dios dijo: “Que aparezca lo seco”. El polvo se desplazó a través de las galaxias hasta que las estrellas recién formadas lo iluminaron y lo enrollaron en planetas. Cuando el Sol comenzó a iluminar la Tierra hace casi 5 mil millones de años fue la tercera mañana de nuestro planeta.
Todos los detalles dados en la narración de Génesis encajan maravillosamente con la historia que hemos llegado a conocer a través de la ciencia de precisión.
Génesis prefigura tres grandes descubrimientos del siglo XX
Tres grandes descubrimientos del siglo XX han dado forma a la cosmología.
(1) La teoría especial de la relatividad de Einstein mostró que la materia puede materializarse a partir de la energía. Según la Biblia, Dios hizo el trabajo necesario para producir rayos gamma aleatorios de alta energía en el vacío del espacio, y estos chocaron para formar la materia, la luz y el calor del universo.
(2) Génesis capítulo 1 versículo 6 se puede traducir del original hebreo para decir que Dios puso expansión en los cielos, de acuerdo con el descubrimiento de Hubble.
(3) Dios ordenó que la oscuridad que había creado brillara y luego dijo que era “buena”. En 1964, Arno Allan Penzias (radioastrónomo estadounidense, 1933–) y Robert Woodrow Wilson (radioastrónomo estadounidense, 1936–) detectaron esa misma luz, que aún procedía de las regiones visibles más distantes del universo. Varios detectores, incluidos tres satélites, han demostrado que la primera luz es la luz más perfecta que la ciencia haya analizado jamás. Las fotos de la primera luz la muestran separándose de las tinieblas por la gravedad como dice la Biblia.
Así, los tres principales descubrimientos cosmológicos están todos prefigurados en los primeros ocho versículos de Génesis.
El acuerdo exige una explicación
El universo observable tuvo un comienzo. Todas las ideas sobre causas físicas anteriores son meras especulaciones, y es poco probable que alguna vez sean respaldados por evidencia.
Uno puede encontrar destellos de intuición incrustados en ciertas historias antiguas, pero casi siempre esas historias hacen otras afirmaciones que la ciencia ha refutado hace mucho tiempo. Solo una narrativa antigua de la creación evita ideas refutadas y está totalmente de acuerdo con la ciencia de precisión. Tanto en las alusiones a los descubrimientos modernos como en la secuencia de eventos observables, el relato bíblico de la creación es único. La fidelidad de la historia bíblica de la creación a los hallazgos modernos requiere una explicación.
La Biblia afirma ser inspirada por Dios. Los escépticos dicen que las grandes pretensiones requieren grandes pruebas. La narración de la creación de Génesis tiene la evidencia requerida